Si les hablara de Isabel Vargas
Lizano, pocos tal vez sabrían que me
refiero a Chavela Vargas, una mujer nacida para dar a la ranchera mexicana, su
punto especial.
Chavela era costarricense de
nacimiento, San Joaquín de Flores, fue el lugar donde vio la luz del mundo el
17 de abril de 1917. Más tarde se naturalizaría como hija del México lindo al
que tanto cantó, llegando a considerarse una figura peculiar de la música
ranchera.
Fue distinguida con el Premio a la
Excelencia Musical de la Academia Latina de las Ciencias y Artes de la
Grabación en el 2007.
María Isabel Anita Carmen de
Jesús, nombre con el que fue bautizada por sus padres, no tuvo una infancia
color de rosa, unos padres divorciados y una enfermedad como la poliomielitis,
fueron parte de la carga aciaga que tuvo que soportar.
Su matrimonio con México podría
definirse como una relación agridulce, es como si ella hubiera tenido que robar
las llaves de las puertas por las dio a conocer su arte, para que luego, éstas
se abrieran a su paso.
Almodóvar, tocó su varita mágica y
la hizo conocida no solo en España, hasta el Olympia de París, llegó la voz
ronca y la figura algo especial de Chavela, Jeanne Moreau, la actriz francesa
susurró a Almodóvar mientras la escuchaban: “No hace falta que me traduzcas, la
entiendo a la perfección”, al parecer es cierto que la música y el amor, son
lenguajes entendidos por todos.
México fue su casa desde los 17
años, de tal manera que muchos pensaron que era nativa de allí, en sus inicios
cantó en la calle, hasta que en su bohemio transitar, tropezó con José Alfredo Jiménez, de quien se hizo
gran amiga y la apadrinó artísticamente.
A pesar de todo tuvo suerte la
“condenada”, sí señor! Pedro Almodóvar la arraigó en España incluyendo sus
canciones en filmes de mucha importancia, por medio de sus actuaciones en España,
Chavela adquirió una nueva perspectiva de su carrera e inició su gala por
muchos países.
Joaquín Sabina y Álvaro Urquijo,
compusieron en su honor “El bulevar de los sueños rotos”, una canción que
recorrió múltiples escenarios.
Chavela Vargas era una mujer
especial, en la vida diaria, era un ejemplo de autenticidad a quien las poses
les resbalaban por sus habituales huipiles, vivió sus últimos años a la falda
del cerro del Tepozteco, con quien cada mañana sostenía largas pláticas, que contaría al cerro la diva?
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