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domingo, 21 de julio de 2013

¿Quejas de mi?

No te quejes, 
decir que no te esperé porque no te dio tiempo de llegar
¡eso es ridículo!
sin duda lo haces como uno de tus habituales resabios
porque bien sabes que es mentira
si de tanto esperar por ti 
me quedaba sin fuerza por no decir sin esperanza.
Llovía y el viento azotaba con furia
esos días de lluvia me parecía que más empapada estaba yo
que todos aquellos árboles que goteaban agua 
y los techos que pasada la lluvia iniciaban un concierto de goteo
primero más rápido luego lento,
hasta que solo quedan diminutas gotitas que apenas hacen ruido.
Sin embargo yo las adivinaba y hasta las contaba
recuerdo de qué manera me perdía en esas cuentas casi subliminales 
hasta que me vencía el sueño
o entretenida en alguna lectura 
me olvidaba de las gotas de lluvia.
Mientras tanto yo seguía esperando
la madrugada me alcanzaba de pie en la ventana, 
oteando la calle oscura, 
esperando ver alguna luz
volvía a llover y me hastiaba de la lluvia, de la noche, ti, de mí.
El día era igual, 
la tarde un intermedio más o menos temeroso 
la noche era el colmo de la desesperación
creo que me poseían todos los espantos
era una cadena interminable de angustia.
Todo sucedía mientras te esperaba
así sentía escapar la vida sin vivirla
consumida en la llama de una espera constante.


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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.