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sábado, 7 de julio de 2012

Sin mirarme a los ojos


Así me lo dijiste,
sin mirarme a los ojos,
sin darte cuenta del dolor que me causaban tus palabras.
Con cruel indiferencia te marchaste
seguí con la mirada la sinuosa silueta de tu sombra,
y sabiéndome sola, ya no pude llorar,
mis labios se negaban a balbucear palabra
y mis ojos secos de espanto se cerraron
en un último afán de imaginarte,
un minuto antes de que la vida me quitaras
con aquellas palabras que dejaste enterradas en mi alma. 

1 comentario:

  1. Aquí me encuenetro después de mucho tiempo de no poder entrar en tu casa, hoy sorprendida he entrado de primeras.
    Muy buen poema, como la vida misma y con tu arte de saber expresarlo, gracias por compartir.
    Un fuerte abrazo, Miuris.
    Leonor.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.