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sábado, 22 de octubre de 2011

Esta tarde de otoño



A raudales la tarde me invade,
atraviesa el cristal y toca mi ventana,
me despierta, me incita,
un rayo de sol en mis pupilas
anuncia la vida.
Yo sumergida en la vorágine de alcanzar el sueño,
me pierdo el esplendor de la luz
y me quedo varada,
agazapada entre el calorcillo de una manta
y mis pensamientos atrapados en un ramillete indefinido.
El otoño ha convocado sus luces incandescentes
haciendo de esta tarde, la más esplendente
y ella como ama de este momento,
a sabiendas de que pronto el ocaso viene a destronarla,
luce sus colores,
robando al sol sus más puros destellos.
Inunda la calle, cruza el río,
se interna en el mar levantando olas.
Profana la alcoba y se mete atrevida,
bajo sábanas tibias de placer,
para emerger radiante,
después de dejar bajo la almohada,
su beso sensitivo,
robado en erótico rapto de travesura.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.