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martes, 9 de agosto de 2011

La Raza


Sevilla tiene lugares maravillosos en los que una mujer se siente reina y los hombres cortesanos de su reino. Me encanta caminar por estas calles solariegas, en muchas de ellas, hay huellas de culturas milenarias y yo, visionaria empedernida, mientras camino, voy tejiendo quimeras, me transporto en el tiempo y me parece que de repente, saldrá un personaje de antaño.

Entre estos lugares, está el Restaurante “La Raza”, desde que vine por primera vez a Sevilla, lo divisé visitando el Parque de María Luisa y desde entonces, mis ojos e imaginación, quedaron prendados.

En la mañana calurosa de este día, estuve frente a La Raza y me dispuse a otear su entorno, a través de la tapia arbolada, podría dar la impresión de ser una atrevida paparazzi, en busca de famosos, separaba las ramas y observaba a través de los visillos tejidos entre el verdor de las ramas, la placidez de un lugar con sello propio, hábitat no solo de recuerdos de la Expo del 29, sino de gorriones y otras aves, me pregunto si acaso las golondrinas de Bécquer, no volarán también en ese entorno bucólico y verde.

En pleno Parque de María Luisa, “La Raza” forma parte del patrimonio monumental de Sevilla.

Anotado en mi agenda especial, está su nombre, cuando lo visite, será tan plena mi satisfacción que ante una copa de vino, en su fondo, escribiré mi experiencia.

La Raza”, tiene nombre histórico, está enclavado en un lugar que es historia y como es la raza, es un puente que une España con el mundo.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.