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viernes, 22 de abril de 2011

CAMINO DE DOLOR

Te he visto Jesús, se que no eras tú, un actor dramatizaba tu pasión poniendo en su actuación, toda la vida, tratando de proyectar la tuya.

El hombre impresionaba, parecía que se ensañaban con tu cuerpo,

faltaba realidad y sobraba histrionismo, sin embargo pensé en ese momento, que la vida daría por saber realmente, lo que pasó contigo.

Como fue Jesús, se dice que todo estaba escrito, si fue así solo acudíamos a la realización de un guión establecido y en ese caso, odiar a quien te vendió y a quienes te escarnecieron, es sumar sobre ellos, juicios que sobran.

Ellos fueron utilizados para que ejecutaran leyes más altas que las suyas, ignorantes de ello, actuaban en su rol, tu flagelación, aunque venía de sus manos, no era más que la manera de hacer cumplir un mandato supremo.

Creo que Pilatos fue el chivo expiatorio utilizado para dar una orden esperada, fue según mi criterio, el gran cobarde dentro de la escena, “No encuentro en este hombre, causa alguna para condenarle, le castigaré y luego le soltaré”.

Pero la horda se abalanzó contra ti y no solo te hicieron víctima de los cuarenta latigazos que por ley judía, recibían los condenados al suplicio, sino que tu cuerpo flagelado por romanos, recibió el furor del látigo, tantas veces como se cebó en Ti la rabia de hombres casi animales, hasta dejarte medio muerto, porque tu muerte definitiva, debería de ser sobre la cruz.

Si todo estaba escrito, ellos fueron privilegiados porque a pesar de herirte, te conocieron, tocaron tu aura sagrada, te hablaron y escucharon tu voz.

Maestro, me conmueve tu sangre, tu dolor, te laceraban, te escupían a la cara y Tú soportabas con entereza, te juro Cristo que mas de una vez, me enojé contigo porque no te defendías, perdóname Señor, ya me conoces, soy si quieres irreverente y rebelde, prefiero sin embargo ser auténtica, hablarte como a un amigo y decirte mi verdad.

Las correas de cuero terminadas en bolas de acero hacían huella en tu piel, vi tu sangre, era inagotable, manaba incontenible salpicando a tus verdugos y me decía, cuan bienaventurados eran que su asquerosa anatomía era tocada por tu preciosa estirpe.

Te cuento la película, una de tantas que han enriquecido a productores y cineastas, te cuento la actuación de uno de los actores que te han caracterizado, que no daría yo Maestro, por entrar a la verdad de TU historia.

Esas bolas de acero caían impías sobre tu cuerpo, apenas respirabas, apenas vivías, pero aún resistías, sabías que todavía no llegaba el fin, desde Getsemaní hasta el Gólgota fuiste solo dolor, tu viacrucis fue la crónica de una entrega anunciada, de la muerte momentánea que debías enfrentar para cumplir con la ley escrita.

Y Tú Jesús, en tu parte humana, porque eras espíritu y piel, dime Señor, en algún momento no sentiste deseos de arremeter contra tus verdugos? No sentiste ganas de correr, o pensaste en algún momento, muero por ellos y aún así su saña es infinita.

Que difícil talvez te pareció alguna vez, haber sido elegido Hijo de Dios, cuando orando bajo olivos, tuviste en contacto con esa soledad que va más allá de la soledad en compañía, aquella en la que sentimos el alma desamparada y fría, ocasionada por la indiferencia de los que amamos y nos sabemos incomprendidos, abandonados…Se cumplía el mandato.

Siempre, antes y ahora la humanidad ha sido así, te das cuenta Señor? Idénticas soledades, semejantes sufrimientos, orgullo desmedido, corrupción, degradaciones, se oprime a los débiles, no hay respeto a la vida.

Te acompañaría en esa ruta de dolor, iría en ese cortejo funesto que te seguía para pelearme con la muchedumbre y tocarte, cargaría esa cruz que por el mundo, te arrojaron encima.

Yo señor, Te amaría por los que te ofendieron, alabaría Tu nombre, por quienes te negaron.

Vuelve Cristo, ven a salvar tu mundo y si vuelves, deja que me acerque a Tu lado, quisiera preguntarte tantas cosas, me gustaría saber la verdad de Tu historia, quisiera que me concedas la gloria de mirarme en tus ojos benditos.

Ay Maestro! Tengo tantas preguntas para hacerte, dónde moras, dime que no es cierto que es de oro tu reino, quiero constatar que eres humilde y solo te nutres de corazones limpios y que a los falsos profetas, que con Tu nombre cubren tanta maldad, escupirás la cara.

Contigo, me gustaría hacer la mejor entrevista, aunque tal vez tiemblen mis labios al hablarte y palpiten mis manos al escribir tus respuestas.



2 comentarios:

  1. Anima bendita me arrodillo en vos.
    Pena (L7s7)
    Nuestros amores desde aqui Miur.

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  2. Encantador blog el tuyo, un placer haberme pasado por tu espacio.

    Saludos y un abrazo.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.