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jueves, 24 de marzo de 2011

Sevilla en primavera



Sevilla revienta como un clavel en flor, la primavera en su estallido abate calles y centros comerciales, reventando sus colores como llamas enardecidas que trepan por cancelas y balcones.

Las flores van y vienen, parecería que de esta tierra al cielo, se edificara una escalera de mil colores y por ella desfilaran en fabulosos carruajes geranios, nardos y jazmines, rosas, yerberas multicolores, caprichos y tulipanes y entre todas ellas, engarzando rayos de dorados de sol durante el día y destellos de luna por la noche, azahares que desprenden el olor que caracteriza a la ciudad melódica.

Blancos azahares, la flor idealizada por las novias románticas, la evocación atesorada por la desposada cuyo ramo y aroma lleva clavado en el recuerdo.

Ah romanticismo!! Afortunados quienes tengan ojos para verlo, corazón para sentirlo y valor para expresarlo, que pena que hay tan pocos hombres y mujeres que lo hacen, no saben lo que se pierden!

Sevilla es una ciudad mágica, nos aprisiona en su hechizo de variadas culturas, en su centro histórico evocador, me subyugan las antiguas construcciones, me paralizo ideando cuantas y cuales manos tocaron tan venerables muros, cuantas risas de mujeres seductoras reposan entre las altas paredes de piedra y estuco. Siglos de polvos cubren las murallas que circundan tu vera, ciudad reyes, pintores y poetas.

Me desdoblo de repente y cerrando los ojos, me convierto en una princesa que por defender su amor, bañó de sangre una torre y su espíritu, a la espera del rescate de su amado, se mece en los balcones.

El río Grande, el Guadalquivir legendario, parece resurgir también en esta primavera, sus aguas se pintan de azul dibujando los rayos de un sol que empieza a calentar esta tierra milenaria.

La gente camina embelesada, cada quien su destino, sus circunstancias, y sobre ellas, o junto a ellas, Sevilla, la primavera, las vidrieras que dibujan ilusiones, aunque éstas se rompan traspasado el umbral.

Aún así, vale la pena caminar por Sevilla y dejarse llevar por la ilusión de algo bonito, si acaso no pudiera ser, contentarse con el vuelo de los gorriones, perseguir las palomas, otear la altura de los balcones y escrutar a distancia los nidos de las golondrinas.

Allí están, "volverán? Acaso son las tuyas Bécquer? O esas, igual que tu, no volvieron, o quizás alguna de ella es tu alma que juguetona vuela en el cielo de tu ciudad.

7 comentarios:

  1. Buen texto sobre nuestra Sevilla,no hay nada más que añadir, tú lo has dicho todo y muy bien pòr cierto...un besote preciosa

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  2. Una maravilla tus palabras y Sevilla en primavera; es casi insultante el olor a azahar, las fragancias callejeras, la luz, el color... Los que la disfrutamos lo sabemos bien. Un abrazo, Miuris.

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  3. Gracias Fibo, la verdad es que siempre algo por decir sobre Sevilla, es infinita.

    Abrazos

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  4. Hola Paco

    Ciertamente es como dices, he sentido ese aroma caminando hoy por una Sevilla que parecía despertar de un invierno que la sumía en inmerecido gris.

    Abrazos, mi gratitud

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  5. Que bella es Sevilla Miuris,me la estoy imaginando,se hace más fácil con tus letras y esa foto que has puesto tan linda....Aquí ya ha parado de llover, a partir de mañana la primavera pintara mejor...Besos de buenas noches

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  6. Las golondrinas de Becquer nunca se fueron, a pesar del paso del tiempo aún llevan prendidas en la punta de sus alas esas rimas y leyendas que tanto nos encandilan cada vez que las recordamos,sino no hay más que darse una vuelta por la Venta de los Gatos.
    PD: Sólo por curiosidad: no eran golondrinas, sino aviones, pero es más poético lo primero.
    Besos

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  7. Miuris, me encanta tu blog, especialmente esas uvas cayendo desde lo alto. Me gustan tambien tus escritos y los he disfrutado al maximo.
    Un abrazo,
    Flor

    www.Flordelasedades.blogspot.com

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.