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domingo, 1 de agosto de 2010

Peregrinos


Pasajeros del tiempo y de la espera,
peregrinos que viajan en la nave de un camino sin rumbo.
Tu tiempo, mi vida, tu espacio y mis días,
nuestros sueños,
tu esperanza y la mía,
nuestros caminos.
El hoy y el mañana que ignoramos
si llegará, o quedará
varado en un sendero del que ni tu, ni yo,
podremos rescatar.
Tú en tu orilla, yo en la mía, lejanos, sin alas ni remos.
Tu y yo, los dos acongojados y felices,
los dos sumidos en el sopor de un amor que es un regalo del cielo
y nuestras almas angustiadas por la espera que consume,
por la ausencia que muerde, que aprieta, que espanta.
Perdidos en la noche, asidos a una escalera de estrellas
que una por una se desgranan
igual que se destruye un castillo de arena.
Aferrados a la luz del sol en cualquier día, esperando que nos depare
la dicha de vernos, tocarnos...
El sol nos calcina, las estrellas son aguijones, nos arañan la piel,
y tu y yo perdidos tras el reflejo de un rayo de luna que nos enloquece.
Somos dos peregrinos que viajan en la noche y el día,
sin tiempo, sin camino,
tus alas son mis alas, mi aliento, es el tuyo.
nuestras vidas,
nuestro ser fundido en uno por amor.

2 comentarios:

  1. no hay nada como un amor unificado.... lindos sentimientos

    Abrazos
    Linda semana

    Saludos

    ResponderEliminar
  2. Preciosa entrada dedicada a ese amor lejano pero tan cerca y dentro del corazòn, Miuris.

    Un gusto leerte en tan bello poema.

    Te envìo un abrazo, estimada amiga.

    ResponderEliminar

¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.