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lunes, 14 de junio de 2010

Itálica, piedras con historia


Piedras donde se adormece la historia y el mismo silencio en que sume, parece gritar a los cuatro vientos, el deseo de difundir a todo el universo, el patrimonio que atesoran.
Mosaicos cuyos colores persisten en mostrar formas y características de una época que marcó la humanidad. Caminando sobre ellas, me sentía culpable de poder lastimar con la pisada, el recuerdo de aquéllos que legaron al mundo tan invaluable riqueza histórica. Solo el sonido del viento batiendo impetuosamente las ramas de los pinares y olivos, parece ser el continuo habitante de este lugar, ahora apacible, pero que debió ser en su esplendor, un espacio donde bullían disímiles pensamientos en cada uno de sus habitantes. Itálica, conjunto arqueológico romano situado en Santiponce, Sevilla, fue un asentamiento permanente de los romanos al Sur de la Península, cuna de las familias del emperador Trajano, nacido allí en el año 53 y de su sucesor Adriano. El conjunto representa la majestuosidad de una urbe romana con calles y edificios, todo integrado dentro de un entorno paisajístico de gran calidad, que permite al visitante, un recorrido por el urbanismo romano. En mi habitual abstracción ante lugares como estos, cometí una vez mas la osadía de cerrar los ojos, proyectarme siglos atrás y ataviada en blanca túnica reaparecí prestando mi cuerpo a cualquier dama romana para caminar con absoluta libertad en las calles empedradas que llevan al teatro y termas menores, testigos de la ciudad fundada por Trajano y conservada en perfecto estado por Adriano. A mi lado, mi compañero, con una sonrisa satisfacía mi insaciable curiosidad que no se conformaba con leer las descripciones y como todo un sevillano orgulloso de su patrimonio, respondía cada pregunta. El itinerario principal del área visitable discurre por el barrio construido por Adriano y se adentra en otras dependencias de Itálica. Puede admirarse todavía el enlosado y los bordillos de las calles, así como los cimientos de los pilares de los pórticos. Santiponce es uno de los pueblos del Aljarafe Sevillano, enclavada en el casco urbano de esta ciudad, el conjunto se yergue en un amplio terreno llano con ligeras alturas, que le dan un aspecto mas encantador. Aún pueden apreciarse los mosaicos cuyos motivos le han dado nombre a gran parte de los edificios que actualmente pueden ser visitados. La arquitectura, es de carácter monumental como es el caso del Anfiteatro y el Teatro, los baños públicos, Termas Menores y Mayores y el Templo dedicado al Emperador Trajano. Sin embargo, el Foro, centro de suma importancia para los pueblos de origen romano, solo se conoce de manera muy fragmentaria, localizado en el subsuelo del conglomerado. Es precisamente el Anfiteatro, la edificación que mas me impresionó, esta ruina en su esplendor poseía un aforo para 25 mil espectadores, cifra que como es entendible, superaba la demanda de la población en aquélla época. Su esquema no rompe lo habitual en este tipo de construcciones, una plaza ovalada para la celebración del espectáculo, la arena y un graderío de tres niveles. En medio del silencio sobrecogedor que envuelve este conjunto, miré desde la arena la gradería inmensa, sintiéndome conmovida de solo pensar que podrían mis pies estar pisando otras huellas, o que unos alaridos lastimeros pudieron haber estremecido este lugar en medio de los rituales habituales. El Anfiteatro cuenta además con una fosa subterránea destinada a albergar los animales y enseres necesarios para el desarrollo de los juegos y espectáculos, miré a su interior y cerrando los ojos toqué aquellos muros, como si pretendiera con el roce de mis manos, descubrir la huella de otras manos que siglos atrás también se posarían; era una media tarde invernal adornada de un tímido sol que se reflejaba a intervalos por el denso enrejado de jaramagos que en contra de la Estación, estallaban en florecillas amarillas. La casa de los pájaros es otra de las edificaciones que componen la singularidad del conjunto, se conservan allí, los mosaicos mas destacados de Itálica, con la representación de más de treinta aves. Son además dignos de tomar en cuenta los mosaicos de la Casa del Planetario, en uno de los cuales pueden apreciarse las siete divinidades planetarias relacionadas con los días de la semana. Los edificios Termales, instalaciones donde además de recibir baños, se podía leer o pasear, los edificios Semi públicos proyectados para sectores privilegiados que contaban con el edificio de Exedra y el Mosaico de Neptuno, son también, parte de este monumental conjunto Arqueológico. Contar en un corto espacio todo cuanto lo compone, sería imposible, comparto no obstante, la experiencia de conocer Itálica, de tocar sus muros, aunque nunca una crónica es tan explícita como la visita física a este lugar donde en cada piedra hay escrito un capítulo de historia.

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Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.