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martes, 6 de abril de 2010

La Gran Vía de Madrid


"Alfombrarte con
claveles la Gran Vía y a bañarte con vinillo de Jerez.
En Chicote un agasajo postinero, con la crema de la intelectualidad.
y la gracia de un piropo retrechero, más castizo que la calle de Alcalá.
Madrid, Madrid, Madrid..."

Desde mediados del siglo XIX, ya se pensaba en la necesidad de una vía que uniera el Noroeste, con el centro de la ciudad.

En 1862, tras la reforma de La Puerta del Sol y la prolongación de la calle Preciados, se elaboró un primer proyecto sobre la prolongación de dicha calle, hasta la Plaza de San Marcial, lugar donde actualmente se ubica la Plaza de España.

Parece que un designio común une a los grandes proyectos, ya que se suscitaron polémicas y contradicciones, en los inicios de esta vía, de grandes cambios urbanísticos del Madrid de principios del siglo XX, que pudieron ser salvados y al fin el 4 de abril de 1910, se dio inicio a la obra que contó con la presencia de Alfonso XIII y su séquito, quien dejó iniciada la vía con el primer picazo, además del Presidente del Gobierno y otras personalidades, tal era la importancia que se daba a la obra.

Desde la calle de Alcalá, hasta la Plaza de España, abarca la sinuosa vía, de la cual tanto se ha hablado, en canciones, tertulias, poemas, en el decir popular, en las andanzas de turistas de todas partes del mundo.

Cien años ha cumplido y si veinte años no son nada, cinco lustros, equivalgan equivalgan tal vez, para contar parte de la historia de la capital de España, concentrada en una sola vía que la identifica, por la que han desfilado luminarias, científicos, poetas, escritores, bohemios, gente del pueblo, nativos y turistas en pos de aventuras.

Si le fuese otorgada la potestad de hablar, cuantas cosas podría contar la Gran Vía, secretos tal vez, escenas de las que fue hábitat y testigo mudo.

Tiene lugares famosos, con solera y mucha, muchísima historia y tradición, otros que solo conservan el nombre y el recuerdo de la fama que otrora disfrutaron, edificios y hoteles majestuosos que identifican a la capital española.

Esta amplia arteria, deja satisfechos a quienes apuestan por la oferta cultural y a los que buscan aires mas ligeros entre copas y humo. Los que andan a la caza de un buen plato, tan criollo como el típico cocido madrileño, o un exótico platillo de cualquier sitio de la gastronomía universal.

Personajes legendarios, cuyo solo nombre evoca la Gran Vía, Perico Chicote, que en 1931, dejó inaugurado su bar Chicote, símbolo de una época y referente de la vida cultural y el ocio madrileños en una buena parte del Siglo XX.

El Museo Chicote, creado por su dueño en 1947, en el sótano del mismo bar, en el que dejaron sus huellas, destacados personajes del mundo del cine, la nobleza, literatura, astros del deporte... ...

Todavía se conserva como uno de los mas emblemáticos de la noche madrileña, noche de pasión y de sueños, noche de la Gran Vía, historia y tradición, moda, música y luces que se reflejan en el cielo, dejando en la mirada, en el pensamiento, el arrobador encanto de Madrid.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.