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jueves, 8 de abril de 2010

Huelva, una perla de Andalucía



Tomar como referencia, una foto, un solo punto de Huelva, es ser injustos. Habría que tocar su tierra para vivirla, describirla, para definirla con absoluta propiedad.
Es una perla escondida, vecina de Sevilla, Cádiz y Badajoz y sus límites, rondan Portugal. Huelva emerge como una ola que revienta y salpica, para luego arrullar con un susurro.

Punto de encuentro de civilizaciones y culturas diversas, cada una dejó una huella en esta ciudad preciosa, joya marina de invaluable importancia.

Tartesos y Romanos, Colonizaciones fenicias, mezcla de raza y de color, de culturas que una vez más deja demostrado que lo verdaderamente relevante no es la piel, sino la conciencia.

Crisol y orgullo de Andalucía, sus habitantes responden al común denominador de los andaluces, alegría y afabilidad, Huelva, hospitalaria y acogedora, recibe generosamente a todos los que llegan de cualquier parte del mundo, en cualquier época, será tal vez evocando cuando hace más de cinco siglos, muchos onubenses se dieron a la mar en pos de un sueño, encontrando en tierras lejanas una mano amiga y muchos corazones abiertos al afecto.

Quienes sepan detalles sobre el Descubrimiento de América, sabrán de la relevancia de Palos o Moguer y toda Huelva se involucró en esa empresa cuyos protagonistas, eran hijos suyos.

América y Huelva están unidas por lazos indisolubles, late en la geografía onubense el alma de América y palpita en tierras americanas, el rumor del mar de Huelva, aguas que supieron de los aprestos, dedicación y posterior despedida de marineros onubenses que dejando atrás tierra y familia, marcharon en pos del encuentro entre dos mundos.

Un proyecto tejido a la luz del quinqué, ilusión catalogada de locura, defendido con pasión ante nobles y plebeyos, partieron desde Huelva los primeros barcos hacia ese nuevo mundo desconocido: América, el llamado continente de la Esperanza que sus propios hijos han convertido en esperanza mustia, una tierra fértil mal abonada y peor gobernada.

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.