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jueves, 25 de febrero de 2010

¡ SEVILLA, ERES ÚNICA!


Se adhiere a la piel, cuando llegas a Sevilla
y sabes que de nuevo hay que hacer las maletas para el regreso, hasta se llega a odiar la maleta, la escondo, la rompo ¡La odio!
La gente ama a Sevilla por la algarabía festiva de sus días y noches, por esa sonrisota de su gente.
No será la más cosmopolita de las ciudades españolas,
pero es indudablemente la más cálida y apetecida para pasar un fin de semana, unas vacaciones, para enamorarse y quedarse en ella.
La ciudad es mágica, embruja,
me seduce caminar por el centro, aunque con mi escaso sentido de orientación,
si me soltaran sola en una calle, me perdería irremediablemente,
llevaría mi bolsa llena de guijarros blancos para ir dejando un rastro y así alguien me encuentre.
No me importaría perderme,
porque donde me lleven mis pies, estaría bien.
El casco histórico ¡Ay! nunca me cansaré de visitarlo,
he caminado en Sevilla mucho mas de lo que he andado en toda mi vida,
¡AY, cuanto me han obligado a caminar!
El Alcázar, sus tapias cubiertas de hiedra, sus jardines encantadores,
sus patios y amplios corredores, guardan la huella de la civilización milenaria
que heredó a los sevillanos tan invaluable tesoro.
La Catedral, la Giralda, Torre del Oro, Archivo de Indias.
La Plaza nueva donde luce su esplendor un palacio de estilo renacentista que alberga al Ayuntamiento.
Plazas, el Parque de María Luisa, las glorietas, la de Becquer, ¡Es mía!
Tabernas donde los ojos y el paladar se pierden
tras las mil y una tapas y la cervecita fresca.
Los pueblos del Aljarafe Sevillano, bordeados por el río Grande, Castilleja de la Cuesta y Nueva Sevilla, donde planté un jardín de diente de león en un ventanal.
Argentario, la calle cortita, donde se enciende al final, la lumbre de un amor invencible, ¡Ay Argentario, cuanto anhelo bajarme frente al "Rincón de la Tata" y caminar despacio, tocar y aguardar con paciencia.
Sierpes, Tetuán, cualquier mercancía en esas vitrinas luce espectacular,
¡Lo compré en la calle Sierpes! ¡Presumida!
Iglesias, puentes, conventos, barrios, Triana Los Remedios,
Santa Cruz, mi favorito,
¡Ay! Que alguien me regale un pisito en Santa Cru, con un patiecito andalú y barconcillo,
pa' vestirme de gitana y con un cesto e' claveles y azahá,
leé la suerte y también pa' vendimiá uno racimo colgado de una enramá.
¡Mira que mona la señorita, le regalo este azahá pa' que luzca a su señó!
Mi arma, trae pacá esa mano de diosa, pa' que sepa cuanto te quieren.
¡Ay Sevilla, eres única!

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¡Brindis!

Esta es la mejor cosecha, el brindis exquisito de las letras.